Vos que trabajás en el Banco, acordate de tu Abuela, viva o muerta pero tuya. Y cuando llegue la hora, ensuciá el delantal blanco, cambialo por el pañuelo. Metete hasta el cuello en la inmediatez y pegale una patada en el culo al deber ser y sus procedimientos reglados. Guardá un fragmento de la Verdad, una pequeña muestra que evidencie el Horror. Ellas serán libres y los pibes también; todos nosotros, los que estamos y los que no. ¿Y después? Después será justicia.